«El nombre mismo del grupo evidenciaba una pasión casi académica por la música de los años sesenta. El vocablo «Ramone», adoptado por todos los integrantes del grupo como apellido artístico, provenía del alias «Paul Ramon» que Paul McCartney utilizó en los primeros tiempos de los Beatles e incluso más tarde, cuando colaboraba con los discos de The Scaffold. El productor Craig Leon modeló el sonido del álbum debut de 1976 de los Ramones inspirándose en el A Hard Day’s Night, hasta el punto de intentar una mezcla en mono. Además del minimalismo, aquello que los hacía distintivos de los setenta y enormemente influyentes era la actitud y la sensibilidad de los Ramones: la ironía y el humor negro que impulsaba a los integrantes del grupo, a pesar de ser judíos, a jugar con el imaginario nazi en canciones como «Blietzkrieg Bop» y «Today Your Love, Tomorrow the World» (cuyo título original era «I’m a Nazi, Baby»). Nick Rombes, un especialista en The Ramones, detecta la fuente de esta tendencia en la televisión (particularmente en el cable), «con toda la repetición, la ironía y el camp que generaba ese medio». Las películas de la Segunda Guerra Mundial, las repeticiones de series de los sesenta y los filmes clase B de la medianoche formaban parte de las letras del grupo. La tendencia retro latente en los Ramones finalmente salió a la luz en su quinto álbum, End of the Century: allí cantaron con Phil Spector, hicieron covers de The Ronettes y escribieron canciones nuevas abiertamente nostálgicas como «Do You Remember Rock’n’Roll Radio?».
»Más allá de estar en deuda con —y orientados hacia— los cincuenta y los sesenta, los álbumes debut de los Ramones y Patti Smith, lanzados con un mes de diferencia en el pasaje de 1975 a 1976, crearon una fisura gigante en la historia del rock: el punk. La propia Smith admite que siempre creyó que Horses estaba «más preocupado por el futuro que por el pasado». Pero agrega que «nuestra misión era hacer espacio para la nueva guardia. Y la nueva guardia llegó bastante rápido, y cuando llegó, mi gente y yo quedamos casi instantáneamente obsoletos. Porque yo estoy muy arraigada en la historia. En cierto modo, nosotros íbamos por un camino y las nuevas bandas iban por otro».
»El punk comenzó siendo un culto del salto en el tiempo por antonomasia; pero lo que pretendía ser una restauración se transformó, casi inadvertidamente, en una revolución. ¿Cómo es posible que haya existido un espectro tan diverso de «futuros» de un movimiento nacido de impulsos en su mayoría reaccionarios? En algún lugar de la transición de Nueva York a Gran Bretaña (y a otras ciudades norteamericanas como San Francisco y Los Ángeles) entraron en juego otros factores. Inesperados descontentos y ambiciones quedaron automáticamente adheridos a la palabra «punk», dando origen a un impulso desenfrenado que llevó al movimiento mucho más lejos de lo que Greg Shaw y Lester Bangs, los Dolls y los Ramones habían previsto. Las influencias musicales externas al rock’n’roll entraron es escena, como asimismo los catalizadores no musicales del mundo de la política, la teoría del arte y la moda vanguardista. Todo eso formó una fuente de energía y luego, como en el Big Bang, explotó para generar nuevas galaxias de sonido y subcultura.
»Cabe señalar que los aspectos no sonoros del punk fueron más cruciales que la música misma —que sólo era una forma despojada e intensamente concentrada del hard rock de la primera mitad de los setenta— en lo atinente a generar «futuros». La imagen de Patti Smith —andrógina, distante, cool— fue probablemente más influyente que su música o sus letras estilo poeta beatnik, e inspiró una corriente de ideas feministas y músicos feministas (de ambos géneros). La actitud, la persona y los gustos de Johnny Rotten (no le gustaba el rock’n’roll ni la música de los sesenta en general, pero amaba el reggae y el krautrock) abrieron más posibilidades que el sonido de los Sex Pistols, por muy poderoso que fuera. Los Clash introdujeron una nueva clase de contenido político y realismo social en el rock. McLaren aportó conceptos situacionistas, pero su desdén por la musicalidad fomentó la idea de la incompetencia como virtud y contribuyó, por ende, a la explosión de la cultura del do it yourself. En todas partes, el déficit entre la retórica que rodeaba al punk y la vigorosa pero en última instancia convencional sustancia del sonido inspiraron un hambre de extremismo musical genuino, que se propagó en direcciones como la no wave y el rock industrial.
»El «punk» comenzó con un breve momento de unidad y luego se transformó en un término polémico, acerca del cual muchos vienen peleando desde entonces. Una de las escisiones cruciales fue la que se produjo entre el experimentalismo postpunk y el «real punk» (también conocido como Oi!), fiel a la idea del punk como sonido de la furia de la clase trabajadora que caracterizó al primer álbum de The Clash. Pero hubo otra división más grande: entre aquellos que veían el punk como un nuevo comienzo del rock y aquellos que lo veían como un retorno al pasado».
[Fragmento de Retromanía: la adicción del pop a su propio pasado (Caja Negra, 2012; p. 279-281, trad. de Teresa Arijón), de Simon Reynolds. Imagen: Patti Smith en 1976 fotografiada por Frank Stefanko].